-4-
De una manera que sólo saben hacer los
árabes, especialmente de entre ellos los palestinos, el público asistente
procedió, ya pasadas las 9 de la noche, a elegir un comité de presidencia de la
asamblea compuesto por cuatro hombres palestinos y una mujer italiana. En
cuanto a la manera con que fueron elegidos, esta no fue comprendida por
muchos de los presentes, ya que, además
de haber sido llevada a cabo utilizando un idioma compuesto árab-italiano cuyo
uso era común entre los veteranos árabe-italianos, su mecánica era cargada de
lo que se podía denominar hechos consumados, que no fueron comprendidos salvo por
un pequeño puñado de personas de entre los seguidores de las distintas
corrientes políticas palestinas, quienes en aquella tarde-noche tuvieron la
ocasión de volver a practicar la profesión de "susurrar al oído" y de
moverse ágilmente entre las filas de asientos, donde cada una de estas personas
indicaba a los miembros y seguidores de su propia corriente política que tenían
que votar a fulano y que cuidado con votar a mengano. Y no había pasado más de
un cuarto de hora cuando ya se oía repetirse en el salón de conferencias las
consabidas consignas de "yo propongo a fulano como candidato",
"yo secundo la propuesta de candidatura de fulano" y "yo propongo la candidatura de
mengano", etc. Y fue así como se
constituyó el comité de presidencia de la asamblea.
Y también como por ensalmo, el doctor Ismael fue
elegido
presidente de la asamblea de entre los cinco
subidos al escenario al tiempo que lo abandonaban los miembros de la Comisión
Preparatoria. Esta vez nadie supo, ni siquiera aquel pequeño puñado de
seguidores de las distintas corrientes políticas, como se desarrolló la
elección del presidente, pero la mayoría de ellos se callaron a regañadientes,
puesto que este pertenecía a una corriente política fuerte y cualquier
manifestación en contra de su elección sería suficiente para sumir la asamblea
en otras dos horas de caos, máxime cuando el caballo del bullicio seguía
resoplando en la sala.
Cabreado, el doctor Ismael ponía al
descubierto sus colmillos, sonriente, como si acabara de atrapar la presa de su
vida, dedicándose inmediatamente después a pasear su mirada por el salón de
conferencias con sumo desprecio, mientras que los rostros se inclinaban unos
hacia otros y las bocas susurraban entre preguntándose por el nombre del presidente
y mofándose de la máscara de grandeza con la que vestía su faz muy morena. En
cuanto a los otros cuatro miembros del comité de presidencia, estos se
encontraban sentados en una fila de sillas detrás del presidente y así
permanecieron sin articular palabra a lo largo de la asamblea.
El murmullo en la sala iba subiendo de
tono ante el prolongado silencio del presidente cuyo grueso labio inferior dejó
al descubierto unos dientes ennegrecidos de tanto fumar. Y sin mediar palabra
el hombre dejó caer su puño sobre la tribuna, golpeándola fuertemente y produciendo
a través de los megáfonos un estruendo parecido a una explosión, ante lo cual
una señora italiana, asustada por el golpe, exclamó al oído de su marido,
sentado a su lado:
- ¡¿Es que no tenéis
otro presidente mejor que este los palestinos?!
Y de repente, el presidente sustituyó su sonrisa
adusta por un cabreado rostro sonriente, diciendo con un tono feroz que se
abalanzaba literalmente sobre los presentes, mientras que la alta mesa seguía
vibrando delante de él a consecuencia del fuerte golpe:
- ¡Pero qué
barbaridad, por Dios! - dijo en árabe, permaneciendo a continuación en silencio
mientras que con su mirada examinaba a los presentes-.
- ¡¿Acaso es la primera asamblea a la que
asistís!? –continuó hablando en italiano-. Yo no voy a permitir
de ninguna manera que se repita el caos que paralizó los trabajos de esta
asamblea y que casi llega a provocar su fracaso, después de que su preparación
requirió un año entero de trabajo, gracias a la Comisión Preparatoria. ¡¿Pero
qué es eso?! Casi no puedo creer lo que veo con mis propios ojos y que este sea
nuestro nivel. Tres horas habéis pasado en un estado lamentable de algarabía y
sandeces. ¡Basta ya de caos!
Dijo su última palabra mientras caía su
mano de nuevo sobre la tribuna, provocando un estruendo muy fastidioso a través
de los megáfonos, ante lo cual, uno de los asistentes le gritó en dialecto
palestino:
- ¡Pero tío, venga ya
hombre...sólo nos faltabas tú! Entra en el tema directamente y déjate de
filosofar.
Otro exclamó:
- ¡¿Que pasa doctor, vienes
a enseñarnos democracia!?... ¡¿A quién vas a engañar!?
Un tercero dijo en italiano:
- Por favor doctor
Ismael, déjanos ya de los discursos a los que nos tienes acostumbrados desde
hace veinte años.
El que hablaba, perdida ya su paciencia, prosiguió
hablando en dialecto palestino:
- Ya conocemos estos
discursos tuyos de memoria. ¡¿Es que tienes que venir a amargarnos en cada
reunión? ¡Venga ya, hombre, termina que queremos irnos a nuestras casas!
Una señora italiana se levantó y dijo
dirigiéndose al presidente:
- Yo no comprendo
nada. Hace unos minutos la Comisión Preparatoria estaba de pie dónde estás tú
ahora, ¿Y ahora a dónde se ha ido la
Comisión Preparatoria? ¿Y quién eres tú? ¿Qué estás haciendo en la tribuna? ¿Y quiénes
son los cuatro sentados detrás de ti, y cuál es su misión?
El doctor Ismail se puso histérico al ver
la reacción de los asistentes cuando ya se había creído que les había
deslumbrado con sus palabras y que estaba sujetando firmemente la brida de la
asamblea. Así, su cara se congestionó, hasta el punto de que algunos pensaron
que sus yugulares, muy hinchados, estaban a punto de estallar, empezando él a revolverse
y a inflarse cual pájaro que ahueca el plumaje, y de repente cascó fuertemente
la mesa delante de él nuevamente, explosionando las palabras de su boca
mezcladas con abundantes gotas de saliva, diciendo en árabe, tronando y
desafiando a personas concretas que él conocía muy bien, y ellos a él, y que
pertenecían a corrientes políticas distintas a la de él:
- ¡¿Vosotros me vais a
enseñarme a mí democracia!?... ¡¿Vosotros me vais a enseñarme a mí la dirección
de asambleas!?... ¡¿Quién de vosotros asistió a tantas conferencias como yo?!
... Y me refiero a conferencias internacionales y no a una asamblea como la que
estamos en ella ahora y que es una vergüenza.
Algunos oyeron la voz de un hombre canoso,
sentado en las primeras filas, mientras recitaba dos versos que dicen:
No despreciamos
vuestros "favores", sin embargo seguimos albergando un anhelo.
En nuestra mano quedan
restos de un país, por favor descansad para que no se pierdan estos restos. (3)
Y mientras el doctor Ismail seguía
rugiendo a través del micrófono, el doctor dentista, Kamal, se inclinó hacia el
que estaba sentado a su derecha preguntándole con voz baja y con una sonrisa
sobre los labios:
- ¿Qué picho le habrá picado
al doctor Ismael? No le veo normal hoy. Parece como poseído.
– Y sin
"parece". De hecho está poseído. ¿Pero qué otra cosa esperabas de él
tras veinte años estudiando para conseguir el título de medicina? Eso le
acomplejó.
Kamal se río al escuchar las palabras de
su compañero, pero pronto recuperó la atención puesta en el doctor Ismael
encontrando que este seguía con su verborrea cual tren de alta velocidad, sin
que nada pudiera pararle y sin que prestara atención alguna al gran vocerío que
habían provocado sus palabras, ni a aquellos que exclamaban reprendiéndole
desde todas partes del salón de actos.
Una señora de mediana edad y entrada en
carnes se puso de pie en la segunda fila de asientos gritando con el habla
tradicional típico de una madre palestina:
-Malditos
seáis y malditos sean semejantes asambleas. Vergüenza debería de daros. Y tú
que te crees presidente ¿Quién te ha elegido? ¡Ya está bien, cállate ya, que tú
eres el que está arruinando la asamblea entera! ...¡Maldito sea Lenin, quien te
enseñó semejante democracia!.
El doctor Ismael escuchó las palabras de
la mujer por encontrarse cerca de él, respondiéndola sin haber detenido su
verborrea ni por un momento:
- ¡Pero señora! … ¡¿Con
que yo soy el que está arruinando esta asamblea?! Por Dios que no la está
arruinando salvo vosotros quienes no habéis asistido a una asamblea en vuestra
vida. Pero aparte de esto, la ruego no arremeter contra Lenin. ¡¿Es que
vosotros tenéis que estar insultando a Lenin venga o no venga a cuento?!
Ismael quiso seguir hablando, si no fuera
porque uno de los asistentes se encaró a él lanzando un alarido que sobrecogió
la sala, hasta horadar el cortinaje del vocerío con orificios de silencio,
diciendo en un dialecto que en su mayor parte era palestino rural:
- ¡¿Vienes aquí a alardear
de filósofo ante nosotros!? Pero hombre ¿te crees que aquí estás en una reunión
de vuestra organización, con mis respetos hacia ti y hacia tu organización?
Pero tío, despiértate. Esta asamblea es de todos, o sea olvídate por un momento
de las asambleas de tu organización, olvídate de Lenin, y acuérdate de
Palestina aunque sea por una vez en tu vida.
El doctor Ismael se encolerizó sobremanera
ante aquellas palabras, y gritó a aquel hombre en quien reconoció a uno de sus contrincantes
políticos:
-
¡¿Su señoría viene aquí a hacer que me acuerde de Palestina, señor Ozmán?! Nos conocemos de hace mucho tiempo y sabemos quien
luchó de entre nosotros. Pues yo....
Ozmán le interrumpió gritando con sorna:
-¿Y
cuanta tierra habéis liberado Dios mediante?... ¡Hombre! basta ya de
charlatanería.
Una señora italiana se levantó de repente
exclamando en voz alta, agotada ya su paciencia:
- ¡¿No os habéis
puesto de acuerdo ya en que el idioma de la asamblea sería el italiano? ¿Hasta
cuándo entonces vais a seguir con este caos, o es que queréis de nosotros los
italianos que abandonemos la sala?
Los aplausos a esta señora retumbaron
dentro de la sala, ya que era amplia la mayoría de señoras y chicas italianas,
y los jovencitos de padre árabe y madre italiana que no dominaban bien el
idioma del padre.
Y en medio del bullicio que siguió a los
aplausos, el público oyó de nuevo la voz del doctor Kamal, diciendo en italiano,
con tono firme y dirigiendo sus palabras al presidente de la asamblea:
- Por favor
presidente. Yo te propongo que dejes las discusiones aparte y que comiences tu
trabajo de inmediato y sin más pérdida de tiempo. ¿Por qué no nos lees el orden
del día de la asamblea para que acometamos de inmediato la ejecución del primer
epígrafe?
De inmediato se oyeron varias voces
procedentes de distintas partes de la sala apoyando, en los dos idiomas, a esta
propuesta. Sin embargo, al doctor Ismael no le había gustado que aquél que tomó
la palabra le hubiera impuesto su voluntad y que hubiera insinuado que él había
causado la pérdida de tiempo de la asamblea, pero la casi unanimidad que habían
significado aquellas voces le obligó a ignorar esta cuestión.
Así, el presidente procedió a la lectura
del orden del día que la Comisión Preparatoria había redactado, con la sorpresa
de que en él quedaba suprimido por completo cualquier papel que pudiera
desempeñar la asociación Jerusalén, y destacaba el papel de la Comisión como
único eje de la misma, al que se ha conferido el uso exclusivo de la palabra
desde el inicio de la asamblea hasta su final, todo lo contrario a lo que
previamente habían acordado Asociación y Comisión.
El orden del día era largo y amenazaba con
que su ejecución iba a requerir largas horas. Llamaba la atención especialmente
que la primera intervención era la de Abu Isa, mientras que la del
representante de Palestina en Italia se dejaba para el final. Según todos los
indicios parecía seguro que las últimas
partes del orden del día se veían amenazadas de no poder llevarse a cabo por
falta de tiempo, pues la hora pasaba ya de las nueve y media de la noche.
Al representante de Palestina se le ha
visto sacudir la cabeza disgustado al escuchar el programa del día, al tiempo
que se notaba un fuerte enfado en las caras de los seguidores de la corriente
nacionalista al que pertenece, al advertir la trampa que les habían tendido las
otras corrientes representadas en la Comisión y que en realidad no era más que el
inicio de la ejecución de una serie de conspiraciones que se habían urdido con
astucia contra ellos, y contra la asociación Jerusalén, y que fueron llevadas a
término en las horas siguientes de aquella larga noche, con la finalidad de
obtener la aprobación de la asamblea de constituir la asociación que se preveía
que sustituya a la existente.
Los representantes de la corriente
nacionalista quisieron intervenir para corregir la marcha de la asamblea en conformidad
con lo que se había acordado al respecto, pero el representante de Palestina
les pidió que no lo hagan, ya que se percató de que la jugada había sido bien
tramada comenzando por el inicio de la asamblea más de una hora después de lo
previsto, pasando por el enfrentamiento acerca del idioma de la asamblea y
finalizando con la insólita elección del presidente de la asamblea y como este
procedió a irritar a los asistentes, además de todo el caos que personas
determinadas se dedicaban a provocar con el fin de perder tiempo e infundir
hastío y asco entre los presentes que no pertenecen a la Comisión ni son de sus
seguidores, para que, cuando se haya marchado la mayoría de estos, queden aquellos,
sus amigas y sus esposas y votaran a favor de la Comisión.
El representante de Palestina, Abul Walid,
intercambió susurros desde su asiento, en la última fila de la sala, con su
estrecho ayudante, Husein, diciéndole a este:
- Déjales. Está claro
que se han preparado durante meses para esta asamblea, mientras que nosotros
venimos a ella con corazones exentos de conspiración. ¿No te has dado cuenta,
por ejemplo, de que todos los que se han marchado del salón de actos hasta
ahora son o de los que no tienen relación alguna con las disputas políticas palestinas
o son de los contrarios a las corrientes políticas que componen la Comisión?
Con su marcha han probado que no se habían dado cuenta de la jugada. De todos
modos y a pesar de que es ya demasiado tarde, se debe advertir a los que aún
permanecen aquí e invitarles a que se queden en la sala hasta el último
momento.
Husein se alejó para comunicar esta
advertencia a aquellos seguidores de su corriente política que se encontraban
cerca de él, volviendo acto seguido a ocupar su asiento al lado de Abu Walid, e
inclinándose hacia él le dijo, muy encendido:
- Lo que me irrita muy
especialmente es el hecho de que hemos sido nosotros quienes hemos llamado a constituir
esta Comisión con el fin de crear una asociación sustituta de la asociación
Jerusalén.
Abul Walid mordisqueó su labio inferior
mientras sacudía la cabeza y observaba con ojos avizores lo que acontecía en la
sala de fuertes protestas contra el orden del día de la asamblea y las demandas
de que sea votado, en lo que le pareció una nueva maniobra encaminada a
provocar más pérdida de tiempo y a ahuyentar a más gente pacífica
de entre los participantes.
- No digas eso de que
hemos sido nosotros quienes hemos llamado a crear esta Comisión -le dijo a Husein-,
pues tú sabes que la idea de crearla ha sido todo lo que el cerebro de nuestro
hermano Kayed ha sido capaz de alumbrar. Durante meses me estuvo convenciendo
de que él conocía muy bien lo que sucedía en Roma gracias a sus dos décadas de
experiencia en esta ciudad, y que la asociación Jerusalén no es democrática y
que se debía crear una nueva asociación de amplia base popular. En vano intenté
convencerle de que la asociación Jerusalén representa la mejor manera de acción
cívica palestina en Europa, ya que se ha movido de por sí sola y con una
notable eficacia, llenando el gran vacío que dominaba hasta entonces la
comunidad palestina aquí.
-
Pero él sabía esto que dices. Yo mismo le dije a Kayed repetidas veces que no había
razón ninguna que justifique escindir la comunidad palestina en esta ciudad
llamando a la creación de una nueva asociación.
– Sé que se lo dijiste.
Pero Kayed se empeñó en mantener su postura y trajo a mi despacho los
representantes de las otras corrientes políticas.
– Me acuerdo de aquella reunión. Ha pasado más
de un año y medio desde entonces.
El responsable palestino dejó dibujarse
sobre sus labios una tenue sonrisa, mientras se desarrollaban en la sala discusiones
interminables acerca de la votación sobre el orden del día de la asamblea.
– Por lo tanto –prosiguió
diciendo-, recordarás también como insistían, tanto Kayed como aquellos representantes de las facciones
políticas en aquella prolongada reunión, sobre la necesidad de fundar una nueva
asociación, cómo hemos discutido largamente acerca de la asociación Jerusalén,
cómo hemos detectado el odio que albergaban hacía ella todos ellos y Kayed más
que nadie, especialmente su odio hacía los encargados de la asociación, tanto,
que en mí se suscitaron múltiples interrogaciones. A Kayed le expresé en
confidencia aquellas impresiones mías, pero le encontré aferrado a la necesidad
de formar una nueva asociación, sin haberme dado una sola explicación lógica.
- Entonces, ¿Cómo les
permitiste, Abul Walid, seguir adelante con esta locura de proyecto? Mira esta
asamblea que ha tramado la Comisión, sin el menor respeto a la comunidad
palestina, trayendo a los palestinos aquí sólo para que apunten sus nombres en
el registro de asistentes y para que la paguen la tasa de participación en la
asamblea, con el fin de que la larga lista de participantes sea utilizada después
como justificante legal en la creación de una asociación que sustituya a la
existente, a pesar de que más de dos tercios de los participantes se habrán
marchado a sus casas cuando hayamos llegado en el orden del día al punto de
votar esta cuestión, lo que es al fin y al cabo el meollo de esta asamblea.
- ¿Y que querías que yo
haga? Tú estabas presente conmigo en aquella reunión y en las reuniones
siguientes. Todo lo que les dije entonces era que nosotros no teníamos la
facultad de impedir a nadie crear una asociación palestina y que tampoco
teníamos facultad alguna para pedirle a una asociación constituida y legítima
en Italia que se autodisuelva y detenga sus actividades. Y les dije, con toda
franqueza, que se trataba de unas actividades que nosotros animamos y que nos
honran como palestinos.
Husein sacudió la cabeza agarrándola con
ambas manos mientras repetía:
- Esto es una locura.
Esto es un escándalo. Nosotros somos responsables de que esta farsa haya tenido
lugar.
Y volviéndose de nuevo hacía Abul Walid le
preguntó con el entrecejo fruncido:
- ¿Pero, acaso se
produjo algún hecho por parte de la asociación Jerusalén que hubiera merecido
este comportamiento de parte de Kayed, Abu Isa y los otros? Todos estos son
nacionalistas y honrados.
Abu Walid no respondió de inmediato pues
estaba siguiendo lo que ocurría en la sala, pero no tardó en inclinarse hacia
Husein.
- Existe el
nacionalista consciente y el nacionalista estúpido –le dijo-, y créeme que la diferencia
entre ambos es enorme.
– Por todos modos
quería decirte algo.
– A ver, dime.
– Yo creo firmemente
que la clave que está detrás de esta actitud contra la asociación Jerusalén
radica en un solo punto fundamental al que pude llegar tras largas horas de
conversación con los de la Comisión Preparatoria. Kayed y los representantes de
estas corrientes políticas que participaron con él en la formación de la
Comisión, incluido el propio Abu Isa, no tienen nacionalidad italiana, y
algunos de entre ellos llevan años intentando infructuosamente conseguirla.
Husein permaneció en silencio por unos
momentos para detectar el efecto que han tenido sus palabras en Abu Walid y si
había entendido a donde quería llegar. Efectivamente, este se volvió hacía él
con una amplia sonrisa y aspiró profundamente de su cigarrillo, diciéndole a su
interlocutor:
- Hemos llegado a la
misma deducción. Ese es precisamente uno de los puntos más importantes que provocaron
la ira de estos lidercillos contra la asociación Jerusalén.
Y mientras Husein fruncía más el ceño, una sonrisa
tenue se iba dibujando sobre sus labios, a la vez que Abu Walid proseguía
diciendo:
- Kayed y esta gente pusieron el grito en el cielo
cuando leyeron los estatutos de la asociación Jerusalén, encontrándose con que
el cargo de presidente de la misma estaba limitado a aquellos que tienen
nacionalidad italiana, lo que significaba que todos ellos no tenían derecho a
asumir este cargo, lo que les resultó muy difícil de tragar, máxime cuando
consideran que sólo ellos tienen derecho a liderar a los palestinos de este
país y que nadie puede disputarles este derecho, aunque esta fantasía suya no
tiene fundamento alguno, excepto que sea parte del tambaleante concepto que
tienen del nacionalismo. Efectivamente, este es el meollo de la cuestión, y si
no, que rara coincidencia esa de que los cuatro que mi visitaron en mi despacho
en aquella primera reunión carecían de la nacionalidad italiana.
-5-
El reloj
marcó la una de la noche y los que aún permanecían en la sala parecían estar
agotados a pesar de que poco antes de la medianoche la sesión se había
levantado media hora para descansar, lo cual había sido aprovechado por muchos
de los presentes para marcharse a sus casas abatidos ya por el cansancio. En la
sala permanecían algunas decenas de personas la mayoría de ellas jóvenes
acompañados de sus amigas que participaban en la asamblea sin tener derecho a
ello al no pertenecer por lazos de familia a la comunidad palestino-italiana.
Estaba claro que el plan de la Comisión Preparatoria había tenido éxito ya que
la mayoría de los presentes en aquél momento eran de sus seguidores o amigos.
La
asamblea discutía y votaba en aquellos momentos algunos artículos de los
estatutos de la nueva asociación. Abu Isa se frotó las manos de alegría al ver
que los resultados de las votaciones, que se hacían a mano alzada, eran
favorable a la Comisión y desfavorable para la asociación Jerusalén, con lo que
se veía ya como presidente de la nueva asociación, como representante de la
comunidad palestina de Italia, y atisbando el escaño del Consejo Nacional
Palestino ya al alcance de la mano.
La
discusión acerca de uno de los artículos de los estatutos de la nueva asociación
se había enconado en aquel momento entre uno de los representantes de la
asociación Jerusalén, el presidente de la asamblea y algunos de los que
respaldan la Comisión, al tiempo que las muchas e ininterrumpidas
conversaciones marginales envolvían aquella discusión con un ruido y un alboroto
que hacían muy difícil distinguir lo que se decía en la discusión.
Alguien
chilló en la parte más trasera de la sala:
- Hermanos, ¡¿Quién de vosotros escucha si todos
estáis hablando?!
Al
parecer, los religiosos, que a lo largo de la asamblea intentaban tomar sus
riendas sin el menor éxito a causa de la intensa oposición ejercida contra ellos
por parte de los marxistas- leninistas, pensaron que el momento ya les era propicio
en medio de toda aquella estéril discusión que se desarrollaba en la sala.
Por
esto, Abdessattar, con una barba negra, espesa y larga, se envalentonó y gritó:
- En el nombre de Dios, el Clemente, el
Misericordioso.
Al oír
estas alabanzas a Dios se acallaron muchas voces cuya algarabía inundaba el
salón de actos, mientras que Abdessattar continuaba hablando como si estuviera
asomándose a los presentes desde otro mundo que no tiene relación alguna con la
asamblea:
- Hermanos. Hemos inaugurado hace unos meses en la
mezquita de Ozman Ibn Affan clases diarias de la religión genuina, pero hemos
notado la escasa asistencia a las mismas, ¿Por qué hermanos no acudís a estas
clases cuyo horario es de...
Llegado
a este punto, la sala estalló en exclamaciones de protesta, plantándose de pie
el comunista Omar, gritando a pleno pulmón, oculto a su vez detrás de una espesa
barba negra que arranca
en la mitad de su macizo cuello y termina en dos mejillas separadas por una
nariz menuda montada por unas gafas de montura negra y gruesas lentes:
- No vengas aquí a culturizarnos. Somos cultos desde
antes de nacer tú. No hemos venido a esta asamblea para hablar de vuestras
clases de religión.
El
presidente de la asamblea se apresuró a interrumpir a Omar, a pesar de su
pertenencia a su misma corriente política, por lo que había notado de extrema
violencia en su tono de voz, y encendido de cólera se dirigió a este,
chiilando:
- ¡Cállate!
... ¡Tú Cállate! ... ¡Siéntate!
Y
dirigiéndose a otro hombre le increpó con un tono imperativo y tajante:
- Y tú ¡¿Por qué no te sientas tú
también?! ... ¡Pero qué caos es este!
Mientras,
salvo un miembro de la asociación Jerusalén encargado de discutir los artículos
de los estatutos presentados por la Comisión Preparatoria antes de ser votados,
el resto de los miembros de la asociación cuyo número a aquella hora tardía de
la noche no pasaban de una decena de personas, permanecían en silencio ante
todo aquel caos. Uno de ellos se inclinó hacia un compañero suyo sentado a su
derecha y le dijo en voz baja:
- No aprendieron nada en absoluto a lo largo de
veinte años que llevan en este país respirando democracia día tras día y
leyendo sus lecciones una tras otra, mañana y tarde. Más nos valdría habernos
aprendido sus lecciones letra a letra dada nuestra extremada necesidad de
ellas. Todos nosotros no escuchamos excepto a nosotros mismos, no comprendemos excepto
a nosotros mismos y no amamos excepto a nosotros mismos. Llevo resistiendo mis
lágrimas desde que se inició esta asamblea.
- Ya somos dos –le respondió su compañero y amigo-.
Yo también estoy resistiendo las lágrimas de tanto
afligimiento y pena que siento. Nuestros enemigos nos han expulsado de nuestra
tierra y nosotros nos hemos encargado de completar la tarea de nuestros
enemigos, separándonos unos de otros en nuestro destierro. Nos hemos
autofraccionado hasta grados microscópicos, nosotros que somos un pueblo
pequeño, perseguido por la mitad del mundo e ignorado por la otra mitad.
- Muy lamentable, esa
es la amarga verdad.
- Enumera conmigo
nuestras facciones que no han liberado un sólo palmo de nuestra inmaculada
tierra, pero que sí han distanciado entre un palestino y su hermano palestino,
cavando entre ambos un abismal precipicio. Y enumera además los grupos de
fundamentalistas, comunistas y conservadores, y enumera también todo lo que estos
quieren difundir entre nosotros fuera de nuestra patria de enemistad entre
nuestros cristianos y nuestros musulmanes, nunca conocida en el seno de nuestro
pueblo, y de enemistad entre los del campo y los de la ciudad, de modo que este
es campesino y aquel es urbano, y entre los que habitan campos de refugiados y
los que no lo hacen, entre los naturales de Cisjordania y los de la franja de
Gaza, de modo que este es cisjordano y aquel es gazatí; entre los palestinos
del Golfo, palestinos de Jordania, palestinos de Líbano, palestinos de Siria,
etc.
- Tienes razón. Vivimos
una catástrofe que nosotros mismos hemos labrado y en la que nos han ayudado
afanosamente algunos regímenes árabes y no árabes. Es la catástrofe de la
dispersión, la división, el odio y el enfrentamiento interno, aquí y en todos
los países del destierro palestino. Somos, amigo mío, prisioneros de una nueva
"yahilía"(4) que nos está descarnando de mala manera, mientras
nosotros estamos como drogados, inconscientes e incapaces de comprender.
– Creo que lo que dices ocurre aquí y en los países
del destierro palestino. Pero allá en nuestra Palestina el pueblo sigue intacto
y vigoroso porque la tierra que le alimenta y el aire que respira, además de
todo su sufrimiento y padecimiento bajo la ocupación, son todos ellos elementos
que purifican su alma y funden su ser en un crisol único de donde brota un mineral
sólido y genuino que no adolece de escisiones y nimiedades internas que vacían
de energía y vitalidad la lucha de nuestro pueblo en el exterior.
– ¡Te lo dije tantas veces! No será capaz de
liberar nuestra tierra salvo el pueblo de la Intifada y los "niños de las
piedras" (5). En cuanto al resto no son más que burbujas de jabón que ciegan a
nuestro pueblo desde la Nakba(6) hasta hoy día, metiéndole en batallas que no
necesitaba y en laberintos que no llevaban a Jerusalén y ni siquiera a Gaza.
Suelo siempre repetir estos dos versos de Abderrahim Mahmud(7):
"Pobre de
ti, pueblo cuya desgracia no es comparable a la de ninguno de los pueblos
Entregaste tu
destino a quienes son incapaces de restituirte tus derechos usurpados"
El vocerío se impuso sobre la voz del
presidente de la asamblea que seguía hablando a través de la megafonía,
reprendiendo a todo el mundo e intentando darles lecciones de democracia
mientras juraba de vez en cuando que había asistido a muchas conferencias
internacionales en sus pasados años. Este se calló y se volvió hacia atrás para ver
que tal estaban sus cuatro ayudantes encontrándolos a todos tan embelesados y quietos como lo habían estado antes, hasta
el punto de creer que estaban dormidos.
Otro se puso repentinamente de pie, al
recordar súbitamente que no había dicho nada desde hacía más de una hora a
pesar de que ardía en deseos de hablar, y se dirigió al comunista barbudo que
aun seguía de pie discutiendo con quienes se encontraban a su alrededor
recalcando así a los presentes que no
acataba la orden del presidente que le había pedido que se sentara:
- Pero tío -le dijo-, esta
asamblea es para fundar la comunidad y no es una asamblea de vuestra respetable
organización, y en la comunidad están todas las corrientes incluida las
religiosas, ¿Es que no lo entiendes?
Y como si el comunista Omar, plantado de
pie, hubiera estado esperando al encolerizado voluntario al que no conocía, por
lo que le respondió con mucho sarcasmo e insolencia:
- Oye, tonto, una comunidad no se
funda... la comunidad es el pueblo, así
que ¡¿Quién es ese que funda el pueblo?! Estamos aquí para fundar una
asociación.
- Mejor dicho para acabar con la
asociación existente -gritó otro voluntario-.
El que había hablado primero, y que
permanecía aún de pie junto a su asiento, lo mismo que otra decena de personas,
se había enfurecido tanto, que se dirigió
a Omar con un tono muy crispado y le insultó abiertamente en devolución de la
ofensa. El comunista escuchó los insultos dirigidos a él, paseó su vista entre
los presentes hallándolos a cada cual en un mundo aparte, percatándose así de
que nadie a parte de él había escuchado aquellos insultos, por lo que aparentó
no haberlos escuchado él tampoco y prefirió sentarse, callarse y pasar
inadvertido, al tiempo que el que le insultó tomaba asiento jadeando a
consecuencia de su extremada cólera.
- Hijos míos...hijos míos -empezó
a decir, tranquilamente, un hombre mayor, de pelo canoso, tras haberse puesto
de pie, dirigiéndose a los concurrentes-, pero viendo que nadie le hacía caso a
causa de la debilidad de su voz se volvió a sentar con la misma tranquilidad.
Otro de los asistentes a la asambleaí se
hartó de lo que estaba pasando a su alrededor por lo que abrió un periódico
italiano de par en par, abalanzándose sobre sus páginas los ojos de los tres
individuos sentados detrás de él, a su derecha y a su izquierda, quienes a su
vez estaban harto aburridos, leyendo los cuatro, silenciosamente y al unísono,
un gran titular que decía:"Los israelíes rompen los huesos de los prisioneros
palestinos". Debajo había un subtitular que decía: "Las fuerza
israelíes mataron ayer a cinco palestinos". El que está sentado en medio
de los otros tres lectores cerró el periódico violentamente soltando, con una
voz audible, un insulto muy soez, y escuchando a continuación al que se
encontraba detrás de él decir "Amén". Se volvió hacía él
intercambiando los dos una amplia sonrisa mientras que el que estaba sentado a
su izquierda exclamaba:
- ¡Pero qué metedura de pata! Un
error que cometí, pero ya no me vuelven a cazar para otra asamblea ni en
sueños. ¡Pero qué desgracia!
Entretanto, continuaba disminuyendo el
número de los presentes en la sala y los que discutían se hallaban entregados a
sus discusiones, mientras que los que se mantenían en silencio sentían despecho
hacia la asamblea, hacia sus organizadores y hacia quienes les habían
convencido para asistir a la misma; y por su parte, estaban aquellos inmersos en charlas muy
amenas, y del todo ajenos a lo que ocurría en la sala.
-6-
Pasaban ya de las tres de la madrugada
cuando se terminó de contar los votos cosechados por la junta directiva de la
nueva asociación cuya formación había sido aprobada previamente por los restos
de la asamblea. Los asambleístas habían elegido entre dos listas de candidatos,
la primera contenía la Comisión Preparatoria entera, con sus tres corrientes políticas, y la segunda
contenía una cuarta facción, los fundamentalistas, y dos miembros de la
asociación Jerusalén.
Y a pesar de que la mayoría de los
presentes a aquella hora de la madrugada eran seguidores de las corrientes
representadas en la Comisión Preparatoria, y a pesar de que un número de chicas
italianas, que no tenían derecho a votar, habían depositado su voto junto a los
votantes, en medio del ambiente de confusión y agotamiento que en aquellos
momentos envolvía a todos los que se encontraban en la sala, aun así, el
triunfo de la Comisión Preparatoria se produjo con una ínfima diferencia de
votos.
-7-
Dos años enteros han pasado ya desde la
celebración de aquella asamblea y nadie de los palestinos de Roma oyó hablar a
lo largo de este tiempo acerca de una sola actividad significante que haya
realizado la nueva asociación. Todo lo que ha pasado a lo largo de estos dos
años ha sido el estallido de problemas entre los miembros de su junta directiva
que preside Abu Isa, y el apiñamiento de cada uno de los miembros de sus tres
corrientes políticas con sus colegas de ideología en contra de los otros miembros
de la junta, hasta el punto de enconarse la lucha política dentro de la misma
al intentar cada una de las partes que la forman controlar los asuntos de la naciente
asociación. En cuanto a trabajar y sacrificar esfuerzo y dinero al servicio de
la comunidad palestina de Roma los miembros de la nueva junta directiva se
limitaban a exigir unos a otros la realización de tales esfuerzos, y a exigir
lo mismo a otros palestinos que se habían apuntado en la asociación.
La desidia de los
miembros de la junta directiva respecto al trabajo y sacrificio que se esperaba
d ellos, a lo largo de los dos años, llevó a la intensificación de los
enfrentamientos entre ellos, ya que cada uno de ellos acusaba a sus otros
compañeros de ser los responsables de la paralización de la asociación,
mientras que los miembros de cada corriente política participante en la junta
directiva se dedicaban a difundir información en el seno de la comunidad
palestina de Roma acerca de la desidia de las otras dos corrientes.
Así las cosas, los seguidores de la nueva
asociación se apartaron de ella al haber perdido sus encargados toda
credibilidad después de haber estado lanzando promesas a lo largo de tres años, convocando reuniones
y asambleas, e injuriando a la asociación Jerusalén, sus fundadores y sus
miembros.
En
cuanto a la asociación Jerusalén, esta había recibido un fuerte golpe con la
formación de la nueva asociación a causa de la confusión, desconcierto y perplejidad provocados en las filas de la comunidad
palestina por la celebración de aquella asamblea, hasta el punto de que algunos
de los miembros de la asociación Jerusalén, carentes de firmeza en sus
posturas, se retiraron de la misma por temor a provocar contra ellos a las
corrientes políticas participantes en la nueva asociación, por evitar tensiones
personales o por preservar ciertas amistades.
Ahora, habiendo pasado dos años desde la
celebración de aquella asamblea, la asociación Jerusalén sigue existiendo y
sigue activa, mientras que aquellos de sus miembros que se habían retirado de
ella se están volviendo de nuevo, paulatinamente y, una vez puesta en evidencia
la jugada que había urdido la Comisión Preparatoria y los verdaderos objetivos
de los encargados de ella, ya está empezando a recuperar el respeto de aquellos
que antaño se habían ahuyentado de su lado después de que haya quedado probado
para ellos que politizar las actividades sociales y culturales está condenado
al más rotundo fracaso.
Madrid, 1991
1- Abu Al-Ala Al Maarri:
Gran filósofo, escritor y poeta árabe (973-1057).
2-(Orinar en la malaria) y
(Proletariado): Juego de palabras, en árabe.
3- Versos del gran poeta
palestino, Ibrahim Tuqan (1905-1941).
4- Yahilía: (Significa: tiempo de ignorancia). Es el
nombre que se da al período preislámico en Arabia, caracterizado por las
divisiones y guerras entre las innumerables tribus árabes.
5- Intifada: La rebelión popular
palestina contra la ocupación israelí (1987-1991), cuyos protagonistas eran los
adolescentes y niños, armados sólo de piedras, de allí: "los niños de las piedras".
6- Nakba: (Catástrofe)
denominación que se da a la implantación del estado de Israel en Palestina y la
expulsión del pueblo palestino de su tierra, en 1948.
7- El gran poeta palestino, Abderrahim Mahmud (1913-1948).
(Relato publicado en árabe en la colección de relatos,
“La Asamblea”, de Saiid Alami, publicado en Madrid, por la editorial, Omaya, en
1992)